Le contamos cómo proceder para saber si el proceso de taladrado endurecerá o no el material.
El material a trabajar, la geometría de la herramienta, la velocidad de corte y, en cierta medida, el tipo de lubricante que se utilice son factores que debemos considerar al momento de realizar una operación de taladrado.
Todas ellas son variables que suelen influir en la formación de viruta, uno de los mayores obstáculos a la hora de hacer estos trabajos. Al aumentar el roce, la viruta incrementa la temperatura de trabajo, y hace que el material se temple y endurezca.
Materiales susceptibles a endurecerse
Hay algunos materiales mucho más propensos de endurecerse que otros: en estos casos, es clave reconocer si el agujero guía no se encuentra ya endurecido. Es que, por lo general, los usuarios suelen programar el taladro teniendo en cuenta parámetros apropiados para un metal en condiciones normales (no endurecidas).
Lo que muchos no tienen en cuenta es que este agujero guía ya se encuentra endurecido. Como consecuencia, la vida útil de la broca será menor.
Entre los materiales más susceptibles a endurecerse se destacan las superaleaciones de base níquel -tales como Iconel 718- y los aceros inoxidables austeníticos y dúplex.
El calor generado durante el proceso de mecanizado no es el único factor que favorece el endurecimiento de un material: este efecto indeseado también ocurre cuando la estructura cristalina del material es realineada durante un proceso de trabajo en frío.
¿Qué hacer?
Para saber si el proceso de taladrado endurecerá o no el material es necesario hacer un examen visual de la viruta generada durante el proceso. Como las señales de recalentamiento no pueden ser detectadas durante la operación de agujereado, el operario deberá examinar las astillas y compararlas. Las virutas del material endurecido suelen verse más oscuras.
Otro indicador visual de que hay endurecimiento es que estamos generando demasiada viruta en un material que, sabemos, no suele ser propenso a hacerlo. En este sentido, la geometría la broca es de suma importancia.
Para evitar la presencia de calor, se recomienda disminuir la velocidad de corte en un 30% apenas notemos que el material ya se endureció. Sin embargo, la velocidad de avance puede ser auentada para mantener estable la penetración: una velocidad demasiado baja hará que el material se empaste en lugar de cortarse.
Otro método para evitar el recalentamiento es utilizar algún refrigerante. Pero hay que tener cuidado en la forma de aplicarlo: es importante que se lo coloque directamente sobre la broca y no adentro del agujero. De esta forma, el refrigerante alcanzará el fondo del agujero y fluirá afuera del mismo. En cambio, si el refrigerante se introduce directamente en el agujero obstaculizará el trabajo.
También es importante examinar todas las herramientas antes de su uso para chequear que estén afiladas y libres de viruta y mellas.