Si bien ambas son herramientas de corte, tienen aplicaciones diferentes. Manfredo Arheit, presidente de SIN PAR, explica cuál conviene en cada caso.
Si bien ambas son conocidas herramientas de corte, los insertos intercambiables y las fresas integrales de metal duro tienen aplicaciones diferentes. Ninguna es mejor que otra: la clave está en la correcta elección según el proceso que se quiera realizar o el material con el que se desee trabajar.
Tanto en las operaciones de desbaste y como en las de terminación, los insertos intercambiables sirven para sacar grandes volúmenes de viruta ya que permiten mayores velocidades de corte. Una vez que se gasta el filo, se retira, se repone por otro y la máquina vuelve a trabajar, casi sin necesidad de ajuste. Esa es la principal ventaja del inserto: al ser todos iguales, son intercambiables.
“Si, por ejemplo, tenemos que aplanar superficies grandes y remover grandes superficies de material, la fresa con insertos tiene una aplicación claramente definida. No lo haría nunca con una fresa integral”, explica Manfredo Arheit, presidente de SIN PAR, con más de 50 años de trayectoria en el sector. “Pero en pequeñas superficies, ranuras, profundidades, contorneados, superficies perfiladas, la fresa integral de metal duro es la primera opción.”
Las fresas de metal duro integral, por su parte, generan una mejor terminación, una mayor precisión. Además, los diámetros de las fresas son menores: hay fresas muy pequeñas, de menos de medio milímetro. Los insertos pueden utilizarse a partir de ciertos diámetros (15 – 16 mm), pero en dimensiones más pequeñas no hay otra opción que usar una fresa.
A diferencia del inserto, cuyas formas son estándar, las fresas son herramientas que pueden ser customizadas.
SIN PAR ofrece soluciones especiales a cada cliente, con longitudes, hélices, perfiles, ángulos o radios distintos, de acuerdo a sus necesidades. Son fresas de metal duro integral fabricadas con máquinas de producción y control de última generación, que garantizan una máxima precisión, una óptima calidad superficial y recubrimientos de primera calidad.
“Una fresa del mismo diámetro, la misma longitud, la misma cantidad de dientes, los mismos ángulos no necesariamente funciona bien en todas las aplicaciones. Hay materiales que exigen ajustar la geometría de la fresa al material , o al proceso”, afirma Arheit.
Otra ventaja de las fresas integrales de metal duro es la de poder reafilarlas con la misma máquina que las produjo desde cero. La calidad y prestaciones de la fresa reafilada es la misma que la de una fresa nueva.