El laminado es un proceso de deformación plástica en el que un material, principalmente metálico, se somete a presión controlada entre rodillos para reducir su espesor y modificar su forma. Esta técnica es esencial en la industria para mejorar la resistencia, calidad y acabado de los productos, asegurando un resultado preciso y eficiente. Para ello, es fundamental la correcta selección y uso de los cabezales laminadores, que aplican la presión necesaria con exactitud y garantizan la conformación adecuada del material.
El proceso de laminado
Para resultados efectivos es necesario un uso correcto de las herramientas y contemplar los pasos clave del laminado:
- Preparación del material: Se acondiciona la pieza inicial (tocho, lingote o lámina) a las dimensiones requeridas.
- Configuración de los rodillos: Se ajustan para aplicar una presión uniforme y obtener el espesor deseado.
- Paso del material por los rodillos: Una fuerza de compresión modifica la forma del componente sin alterar sus fibras.
- Control y monitoreo: Se vigilan la temperatura, presión y velocidad para garantizar la calidad y uniformidad.
- Enfriamiento y acabado: En el caso del laminado en caliente, se enfría la pieza para estabilizar sus propiedades, pudiendo recibir tratamientos adicionales si es necesario.
Tipos de laminado
Laminado en caliente
Se realiza a altas temperaturas, lo que reduce la resistencia del material y facilita su deformación. Luego, el material se enfría para estabilizar sus propiedades mecánicas
Laminado en frío
El material se somete a esfuerzos de presión hasta sobrepasar su límite elástico, logrando una deformación plástica sin pérdida del insumo.
Modelos de cabezal laminador
- Cabezal Axial: Aplica fuerza en dirección paralela al eje de la pieza, ideal para generar roscas, ranuras y perfiles en tornillos, pernos y ejes.
- Cabezal Tangencial: Ejerce la fuerza en ángulo perpendicular a la superficie, adecuado para laminado de roscas y texturización de piezas cilíndricas.
Ambos modelos destacan por su precisión, eficiencia y menor desgaste del material comparado con otros métodos de mecanizado.
El cabezal laminador es una herramienta esencial en la manufactura moderna, asegurando calidad, eficiencia y reducción de desperdicios en los procesos de conformado metálico.
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