La búsqueda de una nueva vida útil a los desechos generados en el proceso de torneado es una práctica responsable con el medio ambiente que puede traer beneficios económicos a su empresa.
El reciclado de viruta es un práctica extendida a lo largo del mundo. En los últimos años, su venta ha ido aumentando, difundiendo el manejo responsable y la reutilización de la materia prima. Sin embargo, en América Latina lo más común es desecharla.
Todos los procesos de maquinado producen viruta. En particular, la producción de un macho genera una pérdida de aproximadamente 38.5 gramos de material por pieza. De estos, un 60% se pierde en el torneado. Muchas empresas buscan recuperar parte de estos desechos a través del reciclado de viruta.
¿Qué hay que saber sobre el reciclado de viruta?
Es importante tener en cuenta que la viruta proviene de un proceso de maquinado, por lo que es necesario separar el material de los fluidos de corte que quedan impregnados. Existen diferentes tipos de maquinarias que permiten llevar a cabo este proceso, así como también separar los metales ferrosos de los no ferrosos para posteriormente compactarlos y venderlos.
Las plantas de acero utilizan la rebaba, también conocida como “home scrap”, para elaborar nuevos productos. La Sociedad Americana de Fundición afirma que la sostenibilidad de las empresas dedicadas a la fundición de metales dependen del material de reciclaje: sin este, el precio de fundición aumentaría entre un 20% y 40 %.
Según el reporte “Recycling rates of metals” del Programa de las Naciones Unidas para el Ambiente (UNEP), para un reciclaje eficaz y efectivo deben tenerse en cuenta tres factores:
– Económico: el valor del material descartado debería justificar el costo de reciclado.
– Tecnológico: es clave considerar la procedencia de la viruta, así como los diferentes procesos de reciclado.
– Social: informarse acerca de la existencia de campañas que promuevan este tipo de reciclaje a nivel local.
El procedimiento para reciclar viruta comienza en los tanques de decantación, que separan las virutas más grandes y pesadas del líquido refrigerante. Estos reducen la carga de las virutas al eliminar las partículas más grandes, para luego llevarlas al filtro primario por un transportador. La separación de las virutas también puede efectuarse mediante un magneto, que diferencia los materiales ferrosos de los no ferrosos.
El siguiente paso es la compactación de la viruta previamente seleccionada. Esta es llevada por medio de una cinta transportadora, a una máquina de briquetting. La viruta es prensada por un cilindro compresor hidráulico, que, a través de una fuerte presión, permite que los niveles de refrigerante impregnados en la viruta se reduzcan en un 98%.
¿Por qué reciclar?
La razón no reside únicamente en adoptar una postura amigable con el medio ambiente. Dependiendo de las cantidades de viruta producidas, las ganancias obtenidas pueden ser significativas. Según la Asociación Mundial del Acero (Worldsteel), en 2016 se produjeron 1.600 toneladas de acero a nivel mundial, y en 2018 unas 1.648.
Está previsto que la demanda en países como Argentina, Brasil, Egipto y México aumente, principalmente por parte del sector automotriz. “El acero a base de viruta o rebaba representa aproximadamente el 25% mundial de la producción de acero”, según Worldsteel Association. Además, acorde al Instituto de Industrias dedicadas al Reciclaje de Metal (ISRI), las exportaciones de metal reciclado lograron un valor de US$ 1.050 con 110 millones de toneladas transportadas.